La realidad siempre supera a la ficción como todos sabemos. Habiamos creado una ficción entorno al concierto de Corsept en el festival “Couvre Feu” y lo duro que parecía el itinerario que nos había de llevar hasta allí… y muy a nuestro pesar fue superado por la realidad con creces.

      El aeropuerto viene a ser el “corredor de la muerte” en lo que a equipajes se refiere, una larga agonía con un final casi siempre triste. Tambien es comparable a tener un billete de lotería premiado cuando esperas que llegue tu equipaje rodeado de maletas apiladas en torno a objetos perdidos y… ¡uf!, aparece. Aquel día fue ambas cosas, el bajo no apareció en Paris y hubo que solicitar uno a la organización del festival. Por suerte, después de una hora, apareció lo demás.

      Los cajones flamencos además de elemento de percusión sirven para dormir sobre ellos en el maletero de una furgoneta de carga durante las cinco horas que te separan de tu destino después de haber volado casi tres, más las dos horas y pico de facturación y embarque que preceden a todo vuelo internacional. Esto fue solo superado por los que hicimos escala en Madrid y deambulamos como zombis durante cuatro horas por la T-4 de Barajas.

      Ninguna culpa de ello tenía el público que nos dio calor en Corsept, así que salimos como siempre a comernos el mundo, aunque terriblemente cansados para ser honestos. No sabemos si la gente notó ese cansancio en nosotros, pero al finalizar estabamos muertos físicamente y destrozados anímicamente porque nos esperaba una vuelta tan terrible como la ida. Así que amigo lector, si estás pensando dedicarte a esto de la música… hazlo. Porque pese a estos disparates logísticos que a menudo ocurren (ojalá inventen pronto la tele-trasportación), sigue siendo algo apasionante.

      El Grumete, 25 de agosto de 2007

      Muy cerca de Nerja, en la provincia de Málaga, hay un lugar llamado Frigiliana. Es uno de esos lugares con un aura especial. Pueblecito blanco de artesanía y buen paladar. Para Paco y para mí era además una ocasión para estar cerca de nuestros amigos y familiares más cercanos, pues ambos somos de por esos lares.

      El lugar estaba envuelto en una de esas ferias medievales que aparecen cada vez con más frecuencia en las fiestas de nuestros pueblos. Música callejera, titititeros,
artesanía, jaimas, etc…

      El concierto era uno más de los celebrados dentro del marco del festival de dicha localidad llamado “3 Culturas”. El lugar, el polideportivo del pueblo. La asistencia multitudinaria, pues solo la lista de invitados de Paco y mía ya era espectacular.

      Mencionar que durante el concierto tuvimos el obsequio por parte de uno de los asistentes de unas botellitas de vinillo de málaga y un CD (muchísimas gracias por ello) con fotos de nuestro reciente concierto en Cádiz. Tambien Marina recibió un bonito delantal de lunares artesanal, el cual ha prometido ponerse la próxima vez que nos cocine una paella valenciana (¡a ver si así cae ya una, hombre!).

      Además de los invitados, no paré de ver caras conocidas entre el respetable, seguro que a Paco le pasó igual. Creo que fue un gran bolo, tratando de no dejarme llevar por la euforia de saber que hay mucha gente que te quiere entre los asistentes. Creo que la excelente respuesta del público lo dejó claro.

      Algunos de los que no conocian la zona han prometido volver y disfrutarla con algo más de tiempo ya que fue una de esas operaciones relampago debido al “marrón” que se nos venía encima al día siguiente. Pero eso es otra historia y habrá de ser contada en otro momento…

      El Grumete, 24 de Agosto de 2007

http://www.youtube.com/watch?v=ScClKJgS8Qw

      Nuestro nuevo destino era Helsinki. Aterrizamos en tierras finlandesas trás algunas turbulencias al atravesar las nubes más bajas. Aunque después de lo vivido el día anterior en el parque de atracciones, nos supo a poco.

      La ciudad llevaba varios días inmersa en un festival que acoge música, teatro y algunas otras disciplinas durante 15 dias de agosto. Salimos al escenario después de un trio de corte jazzero, bastante tranquilito y el público estaba sentado pero cuando comenzamos empezó a salir gente de todos los lados y a cubrir, esta vez depié, todos los espacios libres. Creo que caló hondo el show. Siempre nos dicen que el público por estos paises nórdicos es frío, tranquilo… pues con nosotros saltan y gritan como animales.

      Junto a camerinos nos prepararon una carpita para cenar, y las camareras, al más puro estilo finlandés, nos hicieron brindar con chupitos de algo muy parecido al vodka. Esto, más el vinillo, más el buen humor que afortunadamente nos acompaña, desembocó en fiesta typical spanish. Tarareamos estribillos de rumbitas, así como clásicos de los dibujos animados como Marco o la Abeja Maya hasta la saciedad.

      El Beat-Vox hecho barbarie se apoderó de una de las furgonetas de camino al hotel, en lo que podría llamarse “Solomillo sound system”, bajo la incrédula mirada del conductor.Por último conocimos un garito Reggae en Helsinki, así como unos chupitos infames a medio camino entre el ajax pino y los chicles de menta extarfuerte. Y es que allí pasan mucho frío en invierno, lo entiendo, pero con todos mis respetos, nosotros somos más de cervecita fresca.

      El Grumete, 19 de Agosto de 2007.

      Tras nuestro merecido día off, continuaba nuestra aventura en Holanda en el Festival Lowlands, a una hora más o menos de Amsterdam. Un gran número de escenarios distintos, stands y performances componen este festival al más puro estilo europeo.

      Nuestro escenario estaba bajo una carpa de circo, por lo cual los gritos del público eran ensordecedores. Como tuvo que gozar el André con la gran cantidad de pantallas que nos rodeaban, bueno, y el público tambien claro. Fue un concierto corto, para las dos horas que acostumbramos a estar en escena, pero fue muy contundente y divertido pués el público se asoció con nosotros desde el primer momento.

      Ahora viene lo mejor. A pocos metros del festival localizamos un parque de atracciones en el que desbocar nuestros instintos más adolescentes. Un gran pelotón de ODB dejó atrás el festival, para alcanzar velocidades y sensaciones adrenalínicas en la Montaña Rusa, los Karts y algo parecido al Puenting.

      En el primer viaje de Montaña Rusa nos dimos cuenta de que aquello iba a ser memorable. Creo que Sergio tendrá dolor de garganta durante una semana de los gritos que daba. Es curioso como la sensación de peligro nos abduce y nos reporta placer. Según nos explico una señorita, dicho entretenimiento alcanza los 90 km/h, y doy fé de que giraba en todas las direcciones posibles. Javi y yo estuvimos en serio peligro de vomitar tras la segunda atracción.

      Donde más disfrute personalmente fue en los Karts. Carlitos y yo llevabamos semanas comentando lo que nos apetecía probar esa experiencia, y se nos presentó la ocasión de mostrar nuestras habilidades al volante. Hubo pique por descontado y los adelantamientos, choques y trompos nos hicieron vibrar al más puro estilo formula 1, aunque a 250 Km/h. menos que Alonso y compañía. Al término de la carrera, y como suele ocurrir, todos habíamos sido los mejores.

      Como guinda a la tarde, Xabi, Juan y Jordi montarón en una especie de puenting sin puente, en el que los lanzaban atados como chorizos desde muchos metros de altura. Sonia, Max y yo quisimos repetir la gesta, pero el parque cerraba sus puertas y no nos dejaron. ¡Subidón!.

      El Grumete, 18 de Agosto de 2007.

      El asalto a ese bar en el aeropuerto de Berlín fue brutal. Como si de un barco pirata se tratara, la expedición OdB lo abordó sin clemencia en busca del ansiado tesoro alemán. Salchichas y cerveza. La imagen era grotesca. -¿Como le pudo caber esa salchicha a Paquito?- anunciaban los titulares de los más prestigiosos diarios germanos al día siguiente.

      Ya estamos acostumbrados a que una hora de camino signifiquen tres en realidad. Y llegados a este punto me pregunto… ¿pa que puñetas está la guía campsa? Llegamos con la sombra del retraso persiguiendonos, pero llegamos.

      El camerino era elegante, aunque algo siniestro. Con un piano del que Carlitos y su compadre Regi no se separaron y carteles que anunciaban un drástico recorte de volumen hasta los 89 Db. —a partir de la décima fila era como un hilo musical de ascensor— comentaban Chapas y Juan trás la actuación. Eso no evitó que la gente disfrutara, aunque no tuvieramos la acostumbrada contundencia sonórica ese día. Notable aportación la de Regi y su saxofón, una maquina de soplar, si señor. Parece ser que eramos el concierto de clausura de un Festival, el Kulturarena, que dura 6 semanas en la ciudad de Jena, al sur de Berlín.

      Marina recordó a los asistentes la manifestación que se celebraría en los días posteriores al concierto en contra de una concentración Nazi programada en dicha ciudad. Vamos, que todavía queda mucho subnormal suelto por el mundo.

      Emotivas y cariñosas palabras de Ramón hacía el camarero del restaurante del hotel, pues Jordi le hizo creer que decía “gracias” en alemán, cuando en realidad decía “te quiero”. El camarero estaba aterrorizado cada vez que pasaba a su lado.

      A la mañana siguiente partíamos rumbo a Amsterdam comprobando el colapso de las carreteras alemanas y lo poco aconsejable que es para la salud de nuestras glándulas pituitarias (responsables de la mucosidad de nuestras narices) volverte loco probando colonias en el Duty free.

      El Grumete, 16 de Agosto de 2007.

Bailaores en Jena.

      Un día antes del concierto, y con objeto de hacer una intensa sesión de fotos, ODB fue a dar con sus huesos en Cádiz, o Gades, la ciudad más antigua de occidente. Marina y Carlitos incluso llegaron antes que el resto para buscar las localizaciones y comer pescaíto… de paso.
Los que llegamos al día siguiente observamos con envidia o sin ella el morenazo que cogieron todos al tostarse bajo el ardiente sol de Cádiz en la susodicha sesión fotográfica, por otro lado, agotadora.

      Algunos salieron al escenario aún con el maquillaje y las vestimentas de las fotos. Un auditorio repleto de sillas que no tardaron en ser abandonadas por el público presente hipnotizado por la música. Cabe mencionar que a la misma hora y en la misma ciudad se celebraba el Trofeo Carranza, en concreto el partido que enfrentaba al Cádiz F.C. contra el Real Zaragoza, lo cual hizo menguar sensiblemente la asistencia al concierto. El público se encargo de ir recordando el resultado del partido y muy a nuestro pesar… perdió el Cádiz en los penaltis… ¡ese Cai!¡oe!

      Al término del espectáculo el camerino fue un punto de encuentro común con muchos amigos, algunos de la zona y otros que veraneaban por esas tierras sureñas. ¡Que suerte tienen algunos! ¡Vacaciones!

      Y como en esto de las fotos es mejor tirar todas las que puedas para asegurarte de que al menos halla un par de ellas buenas, tocó madrugón al día siguiente para seguir la sesión de retratos. ¡Ay! Que duro es esto de la farándula.

      El grumete, 14 de Agosto de 2007.

http://www.youtube.com/watch?v=sxpYqgZoGkQ